Carta de las Monjas Cistercienses del monasterio de San Clemente

Queridos Jóvenes de la  Hermandad de San Pedro:
Muy buenas tardes y que la Alegría y Esperanza esté hoy y siempre en vuestros corazones.
José David nos ha invitado a hacernos presentes por medio de esta carta, en esa fiesta sorpresa que la hermandad les ha brindado en agradecimiento y felicitación por el esfuerzo y la generosidad que habéis tenido y demostrado a través de las diversas actividades de estos últimos meses.
Bien sabéis que la civilización del Amor que Juan Pablo II, ya próximamente Beato, nos invitada a construir, parte del desapego a nuestro egoísmo y la apertura sincera del otr@, por tanto, todo lo que habéis hecho: dar vuestro tiempo, ser, atención, y sobre todo, el amor para otros, ya sean personas necesitadas y sufrientes, o los mismos miembros del grupo joven o de vuestra misma familia, etc… es una excelente escuela de caridad que se encarna en la vida propia y que es una riqueza de la que nunca os arrepentiréis. Además, lo más precioso de todo, es esa llamada misma que Dios os hace para atraerlos a Él, que es lo mismo como decir: atraer a que VIVAIS LO MAS GENUINO de vosotros: PARA LO QUE HABÉIS SIDO CREADOS. Por tanto, aunque cada uno crea que ha venido por sí solo a formar parte de la Iglesia, por medio de esta Hermandad, la verdad es que detrás de todo hay una fuerza del amor de Dios que os ha traído hacia Él, por eso, les invito a ser fieles y auténticos para escuchar  esa VOZ de Dios, y que aprendáis a que eso sea lo más principal en vuestras vidas.
Bien, dice los Hechos de los Apóstoles que hay más alegría en dar que en recibir… y ya habéis experimentado la alegría que es esta verdad… añadiendo que también hay una gran alegría cuando amamos con un amor generoso y puro, y no egoísta e interesado.
Estas actividades, añadidas a vuestros estudios y realidades cotidianas, son pues una riqueza que despertará en otros algo de la llama divina, pues sois antorcha de ese fuego del Espíritu del Amor de Dios que Jesús quiso venir a encender en la tierra. Por tanto, es bueno que seáis conscientes de esa misión evangelizadora que es vuestra vida misma, pues estáis siendo portadores de la Luz, ya sea llameante o discreta, despertando en otros la pasión por la VIDA verdadera y auténtica, pues todos llevamos y buscamos LA PLENITUD DE LA VIDA y SU SENTIDO.
Estamos muy contentas de poder ver a jóvenes que son dóciles a la Voz de Dios, que están cerca de Él y que responden a esa búsqueda de Él por el hombre. Vuestros rostros concretos, de los que hemos conocido, y de los que no, son fuerza y esperanza para nuestra entrega y misión.
Ya habréis escuchado que ustedes son el futuro… éste está en vuestras manos… Pero el futuro no existe, solo existe el PRESENTE… ese presente que está lleno y repleto de vida, pero que no nos damos cuenta a veces que “existe” pues en ocasiones nos enredamos con realidades que aún no han sucedido. Por tanto, la cercanía y el trato con Jesús, con nuestro Padre Dios, con la Virgen María, son fuente y vínculo de oración, en la que, como ya hacéis, tratáis con el Señor de vuestros sueños, preocupaciones, sufrimientos, alegrías… También, además de la oración, es muy importante que profundicéis en vuestro conocimiento personal, en lo bello que Dios os ha dado, en los talentos y valores profundos que tenéis…  y en los fallos que solemos cometer… el conocimiento propio, desde la verdad, es una puerta para conocer más a Dios y a nuestros hermanos.
Bien, para construir un futuro hace falta unos cimientos, y esto que les acabamos de decir, son unas bases esenciales de las que nunca os arrepentiréis de vivir.

Ánimo queridísimos jóvenes, cuentan con tantos santos en el cielo que interceden por vosotros, con sus seres queridos que ya han pasado de esta vida a la otra… con tanta gente que les quiere y, cómo no, de estas monjas cistercienses de este monasterio de San Clemente de Sevilla.

Que el Señor les bendiga.